La obra en la que estoy trabajando en estos momentos se podría clasificar como paisaje industrial o tecnológico, pero yo prefiero llamarla paisaje interior. Es un calificativo más romántico y acorde a lo que quiero expresar. Son interiores de lugares escondidos representados desde una visión paisajista, espacios mágicos en los que si te pierdes y cierras los ojos puedes sentir e imaginar más de lo que hay.
Esta idea empezó hace años con una serie de fotografías. Mis fotos siempre están hechas desde una perspectiva pictórica, en ellas predomina el granulado y existe el desenfoque, pues pretendo que vibren tal y como lo hace mi pintura. Los lienzos antes de hacerse materia pasan por el papel; dibujos, acuarelas y collage… son parte de mi trabajo y la unión necesaria de la fotografía con la materia.
Con mi obra no pretendo representar estos espacios tal y como son, sino como yo las veo y las siento desde mi interior. Hay colores que existen y a primera vista no se aprecian, hay texturas que si entornas los ojos casi se pueden tocar y hay contraluces más allá de los comunes. Solo tienes que pararte dentro de ellos, y dejarte llevar por todo lo que hay en estos paisajes escondidos para descubrir más.